España es un país de propietarios, ya que el 75% de los hogares tenía una vivienda en propiedad en 2020, según datos de Eurostat. Esto lleva a pensar en el posible auge una de las opciones que barajan muchas personas: la de la nuda propiedad, una forma de conseguir una vivienda más barata, mientras el propietario disfruta de ella hasta sus últimos días y gana un dinero extra de forma fácil y rápida. 

En concreto, cuando una persona es propietaria de un piso tiene lo que se conoce como pleno derecho sobre la vivienda. Sin embargo, puede vender el derecho a la nuda propiedad a otra persona, lo que quiere decir que le vende el título de la vivienda, mientras mantiene el derecho al usufructo de manera vitalicia, es decir, el propietario puede seguir habitando la casa durante toda su vida, pasando esta a ser propiedad de la persona con el título de nudo derecho a su fallecimiento. 

De este modo, la principal ventaja para el propietario es que puede seguir disfrutando de la casa el resto de su vida y, además, gana una gran cantidad de dinero por la venta de la nuda propiedad. Por su parte, el poseedor de la nuda propiedad tiene el título del piso, un piso que ha adquirido mucho más barato y que pasará a ser de su plena propiedad cuando fallezca la otra persona. 

¿Qué pasará con la nuda propiedad en 2023?

La nuda propiedad se encuentra en un momento emergente, ya que han aumentado este tipo de transacciones desde la crisis sanitaria, tras la que muchas personas se han planteado esta posibilidad para adquirir una vivienda más barata o para conseguir una gran cantidad de dinero extra.

Así lo indica Eduardo Molet, consultor inmobiliario y promotor del I Salón Inmobiliario de la Nuda Propiedad celebrado en el mes de febrero en el WiZink Center de Madrid: «Los mayores están monetizando sus casas y pisos para obtener liquidez del ahorro que durante toda su vida han invertido en la compra de su vivienda», indica en declaraciones recogidas por Idealista.

Según el experto, la venta de la nuda propiedad permite obtener hasta 123.000 euros por una vivienda de tipo medio, es decir, un piso de unos 70 metros cuadrados en una ciudad. A esta cantidad de dinero, se suma la ventaja de que la mayoría de las personas mayores en España quieren seguir viviendo en su casa hasta el fallecimiento.